Noche (en blanco) De Pie: ¿Cómo salir del “entre-sí”?

Traducción del comunicado del Parti des Indigènes de la République.

Texto original: http://indigenes-republique.fr/nuit-blanche-debout-comment-sortir-de-lentre-soi/

COMUNICADO DEL PIR

logo-pirNoche (en blanco) De Pie: ¿Cómo salir del “entre-sí”1??

Las noches son en blanco. Amenazadas con la precarización y el desclasamiento por la Ley  El-Khomri, las clases medias blancas se han movilizado masivamente y componen la mayoría de las asambleas presentes en las “Noches De Pie”. Atravesado por dos grandes tendencias, una radicalmente anticapitalista, la otra más propensa a tomar prestados los contornos de un progresismo ciudadano, ligado esencialmente a cuestiones de feminismo, de ecología, de libertades individuales y de formalismo democrático, el movimiento choca con las mismas debilidades que la izquierda tradicional. No sólo el lumpenproletariado está ausente en él, sino también los medios de la inmigración y de los barrios populares (BP) se mantienen prudentemente al margen.

Sin embargo, los efectos devastadores de la reforma no se detendrán en las fronteras de las grandes ciudades y degradarán las condiciones de vida, ya deplorables, de los BP. ¿Por qué les cuesta tanto alcanzar la Plaza de la República o las diversas iniciativas locales que han sido lanzadas? Levantada por los propios organizadores, la pregunta sobre la ausencia de los barrios y las poblaciones no-blancas, aunque más relativa en algunas movilizaciones estudiantiles y en algunos institutos, cristaliza todos los mecanismos de reproducción del campo político blanco.

La convergencia de las luchas no se decreta. ¿Bastaría con lanzar una invitación a los representantes de organizaciones de la inmigración y de los BP para sancionar su presencia efectiva? Hoy en día, ninguna organización no beneficia de una base social suficientemente consecuente para pretender tal legitimidad. Si su participación presenta algún interés, el riesgo sigue siendo verse confinado al mero rol de “visibilización de nuestras luchas”, demasiado insuficiente para imponer una verdadera relación de fuerzas a favor de los BP. En el mejor de los casos, es la ocasión de “sacar provecho de una tribuna” para sensibilizar sobre los problemas de los barrios. En el peor de los casos, somos la “fianza indígena” de una asamblea estorbada por su propia homogeneidad social.

En efecto, si los habitantes de los barrios no se sienten “afectados” por las Noches De Pie, no es porque ignoren sus propios intereses, no es sólo porque rechacen solidarizarse con un medio que no les ha apoyado nunca cuando ellos se movilizaban, como fue notablemente el caso durante las revueltas de octubre del 2005, sino que, Noche De Pie, en sus términos y sus modalidades de acción actuales, no les concierne.

Notemos, por ejemplo, que la tasa record de paro de los jóvenes de los BP (más del 40%) reduce naturalmente el interés llevado a una ley que afecta sobre todo a aquellos que ya se benefician de un contrato de trabajo. Por otro lado, la realidad de los BP y las prioridades políticas que expresan cuando se movilizan es rica en enseñanzas para quien quiere tender puentes hacia el otro lado del periférico.

Mientras que los crímenes policiales racistas, los controles por facciones de cara, la caza de los sin-papeles, la negrofobia, la islamofobia y la gitanofobia de Estado, las discriminaciones y, más recientemente, el estado de urgencia, sus 3000 registros y sus asignaciones a residencia asolan la vida cotidiana de los habitantes de los barrios, sin provocar un levantamiento masivo del conjunto de la población, el impresionante éxito de la movilización contra la ley El-Khomri suena al oído como la expresión de un enésimo “dos pesos, dos medidas” hasta el seno de los movimientos de protesta.

Todo pasa como si las luchas de la inmigración fuesen impermeables. Lo demuestra la sucesión de una secuencia “post-atentados”, en la que las movilizaciones de las organizaciones no-blancas se han multiplicado para denunciar la islamofobia, la negrofobia de Estado (además de los propósitos racistas de la ministra Laurence Rossignol) y las guerras imperialistas, y de una secuencia “ley El-Khomri” que ha conllevado movilizaciones esencialmente blancas.

Hay que saber leer esta cronología porque hoy en día los medios blancos pagan su indiferencia respecto a un estado de urgencia que no los tocaba directamente. Reforzado por su ofensiva en los BP, el Estado, impunemente radicalizado en su tendencia autoritaria, ha ganado terreno, lo que lo permite de tomárselas con las clases medias. ¡Éstas mismas que llaman a los BP a solidarizarse!

“¡El paraíso para todos o el infierno para todos!” responden los indígenas de la República. Dicho de otro modo, no engrosaremos vuestras filas para garantizar vuestros privilegios. Nuestra historia nos ha enseñado suficientemente a declinar la invitación. ¡Os toca a vosotros venir a engrosar las nuestras y convencernos de vuestra capacidad de salir del consenso postcolonial y racista defendiendo nuestras exigencias fundamentales! No solamente espolvoreando de antirracismo, de Palestina y de África el catálogo progresista de las “nobles causas” que defender, ni compartimentándolas en comisiones específicas, ni siquiera enviando misionarios a las afueras para “despertarlos” a la política.

¿Qué hacer? Venid a nuestro terreno. Nuestro terreno es una agenda política en la que nuestras prioridades no serán sistemáticamente las vuestras, en la que nuestros intereses serán a veces competidores, incluso contradictorios. Lo que no implica que la convergencia sea imposible. Al contrario, es aquí que es más necesaria que nunca, es aquí que podrá ser efectiva. Porque entonces hará falta ”negociar” las condiciones requeridas para una alianza verdadera, de igual a igual, premisa de este “amor revolucionario” que deseamos. No una convergencia abstracta y profética, sino el proyecto político de una mayoría descolonial que podríamos encargarnos de construir juntos, en una dignidad igual.

PIR

 

1: “entre-soi”: entre-sí, situación de personas que eligen vivir en su microcosmos (social, político, etc.) evitando el contacto con aquellos que no forman parte de él.

2: desclasar: hacer que alguien deje de pertenecer a la clase social de la que proviene, o que pierda conciencia de ella


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